lunes, 7 de noviembre de 2011

El Palacio Real de Madrid

En la Nochebuena de 1734 el Alcázar de Madrid fue pasto de las llamas, y en cuanto se sofocó el incendio el rey Felipe V comenzó a plantearse su reconstrucción para ello decidió traer a España a Filippo Juvarra, arquitecto italiano.
 A los pocos días de llegar a España, se puso a diseñar el Palacio Nuevo. Filipo quiso trasladarlo a un terreno más grande, pero murió en 1736, habiéndole dado tiempo a trazar y empezar la construcción de una maqueta, que terminaría José Pérez.
  Tras la muerte de Juvarra, el rey llamaría a Giovanni Battista Sacchetti, que respetó las trazas originales pero, por expreso deseo de Felipe V, tuvo que hacer las transformaciones oportunas para que se contruyera en el lugar donde estaba el Alcázar de Madrid.
            
 Las obras comenzaron en 1738, haciéndose una construcción abovedada en piedra y ladrillo, para evitar nuevos incendios. Años más tarde, Francesco Sabatini concluiría el edificio y se encargaría de su decoración, que utilizó todos los medios a su alcance (pintores, escultores, tapiceros e incluso los profesionales que intervinieron en la Real Fábrica del Buen Retiro. Los materiales empleados para la decoración fueron de primera calidad, maderas de caoba, mármoles y piedra de Colmenar de la Oreja.
  El primer rey que se trasladó al Palacio Real fue Carlos III en 1764, y que desde entonces y hasta Alfonso XIII, todos los reyes de España vivieron con sus familias. Durante la Segunda República, el presidente Azaña también vivió en él, cambiando su nombre por el Palacio Nacional. Actualmente el rey Juan Carlos I reside en el Palacio de la Zarzuela, a las afueras de Madrid. Pero el Palacio real se utiliza para asuntos de Estado y ceremonias.
  

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